El miércoles 3 de mayo la Escuela de Ingeniería Química recibió la visita de Roberto Pizarro, ex alumno de la carrera de Ingeniería Civil Industrial de la PUCV, quien dictó la charla “El Ingeniero del Futuro o el Futuro del Ingeniero”, dirigida a los estudiantes de primer año de la asignatura de Fundamentos de Procesos Químicos.

La exposición se centró en el quehacer de los potenciales ingenieros de las nuevas generaciones, destacando los retos que deberán afrontar los profesionales del mañana.

De esta forma, la charla abordó el contexto de lo que es la ingeniería en el marco de la tecnología, considerando que es una disciplina inminentemente tecnológica. Fue así como hizo alusión a algunos videojuegos, como Mario Bros, Megaman y Sonic, para referirse a temas tan importantes como la gran cantidad de tiempo que destinamos a nuestros trabajos y a la importancia de la tecnología en todos los aspectos de nuestra vida.

“Los invito a pensar sobre la carrera que están estudiando, en lo que se están formando, en lo problemático que es, y el hecho de que tienen que hacerse cargo de ello. Hoy en día somos absorbidos por nuestros trabajos la mayor parte del día. El hecho de que ustedes estén acá responde también a que hay sistemas instalados, como sistemas académicos que les imponen también una labor, la labor de estudiar, y en los cuales también están absorbidos”, manifestó.

Por otra parte, planteó que debemos considerar que la tecnología es algo tangible, que se manifiesta en las cosas, en los sistemas, en las corporaciones, en el estado, en las universidades, etc.,  dejando abierta la duda de que si eso que construimos para que nos hiciera la vida más fácil, no nos está acarreando problemas en otros ámbitos, planteando el hecho de que el mundo se empezó a contaminar, no porque alguien quisiera que se contaminara, sino que es el resultado y consecuencia de una dinámica que nadie esperó .

Sostuvo que la humanidad ha llegado a una etapa donde es importante hacer sostenible el planeta, sin embargo, el rol del ingeniero ha sido, hasta ahora, resolver necesidades contingentes, sin tener una mirada a largo plazo o demasiado global “El ingeniero de nueva generación debe ser una persona que tenga una mirada global de las cosas, que empiece a mirarlas a largo plazo. Tiene que ser una persona profundamente reflexiva y crítica con su quehacer”.

El expositor planteó a continuación el hecho de que estamos todos sometidos en nuestros trabajos a dinámicas de poder. De esta forma, hace alusión a dos filósofos políticos, como son Nicolás Maquiavelo y Thomas Hobbes. Del primero, destaca la reflexión sobre el tipo de líder que podemos encontrar en las empresas o en el cual nos podemos convertir.

“Me gustaría invitarlos a que sean observadores entre ustedes mismos para que aprendan a darse cuenta de que, así como hay cosas muy buenas entre nosotros, también hay cosas negativas. Hay que ser muy buen observador y tener muy buen ojo crítico, y no dejarnos meramente arrastrar por el prejuicio para identificar este tipo de cosas. En mi opinión, hay muchísimos lideres que lo único que les interesa es tener una buena trayectoria profesional o conseguir ciertos proyectos propios, y están tan centrados en su trabajo que no son capaces de mirar a los demás o lo que sus acciones producen en los demás”, señaló.

Invitó además a los estudiantes a pensar en aquellas cosas que cada uno podría tener y que pueden ser negativas de cara a los demás. “No pensemos en los vicios que tienen las personas en esta sala, sino en los propios, porque ustedes algún día se pueden convertir en líderes y es importante que sean conscientes de lo que acarrean sus acciones”. 

De Hobbes destacó la necesidad de vencer el miedo, de no dejar de hacer cosas importantes paralizados por él. “El miedo es una amenaza, es lo que nos frena, no nos permite avanzar ni hacer cambios profundos”, sostuvo.

Finalmente, el profesional expuso sobre algunos aspectos que no permiten tener una mirada crítica del quehacer de la profesión, que impiden cuestionar ciertas formas de hacer las cosas, como son los sesgos cognitivos, que tienen que ver básicamente con la interpretación de la realidad basada, por ejemplo, en prejuicios de géneros, muy arraigados en la sociedad. También abordó la falacia de autoridad, donde se le confiere más credibilidad a una persona por las credenciales, estudios o cargo que tiene. También se refirió al sesgo del costo hundido, sesgo de conformidad, sesgo de confirmación, sesgo de urgencia, y el sesgo de la fijación funcional, haciendo énfasis en que “hoy la ingeniería, sus modelos y los sistemas que produce, deben tener una mirada crítica de sí mismos”, y que es necesario pensar qué cosas malas tiene la ingeniería o qué cosas malas produce.

“Durante la charla quise transmitir una visión crítica de aquello que nos enseñan para tener claro que no necesariamente es bueno per se, pues también puede tener cosas malas, y yo como ingeniero soy el responsable de pensarlas.  En el ámbito personal, también es necesario mirarse a uno mismo, no solo mirar a los demás, saber que yo también soy un ser humano, que también tengo defectos, y debo reflexionar sobre esas cosas malas que tengo, si es que quiero ser una mejor persona”, puntualizó.