11 de Junio 2025
Con una sólida trayectoria en la industria minera y una formación académica que cruza disciplinas y fronteras, la geóloga Blanca Gana se ha integrado recientemente al equipo docente de la carrera de Ingeniería Civil de Minas de la PUCV. Su incorporación marca el retorno a una casa de estudios que ya conoce bien, pero ahora con nuevas herramientas, desafíos e investigaciones por desarrollar.
Formada como geóloga en la Universidad de Concepción, la Dra. Blanca Gana desarrolló una carrera profesional de aproximadamente diez años en el sector minero, desempeñándose en diversas áreas como geología de exploración y explotación, en yacimientos de oro, hierro y cobre, y en faenas que iban desde la gran minería hasta la pequeña minería y la minería artesanal. Su experiencia se extendió por distintos puntos del país, como Antofagasta, La Serena y Ovalle, y también incluyó un paso significativo por el Ministerio de Minería, donde participó en un programa de apoyo a la pequeña minería. Esa etapa, según cuenta, fue especialmente interesante por el enfoque distinto que implicaba y los aprendizajes que entregaba.
Luego de ese intenso periodo en terreno, se trasladó a Viña del Mar, donde trabajó en una consultora de geotecnia. Esa cercanía geográfica con la PUCV facilitó su primer vínculo con la Escuela de Ingeniería Química, donde comenzó a desempeñarse como docente y a colaborar con el Centro de Minería. Durante esa etapa también formó parte de un proyecto Innova Corfo liderado por el profesor Juan Palma, de la Escuela de Construcción, cuyo resultado fue la elaboración de la Guía de Estabilidad Física para SERNAGEOMIN. Uno de sus aportes más concretos en esa primera etapa fue su participación en la creación del Laboratorio de Mecánica de Rocas, colaborando en la organización e instalación de los equipos. Su permanencia en la Escuela de Ingeniería Química se extendió hasta fines de 2016.
Con la inquietud académica siempre presente, y tras una pausa laboral, decidió emprender el desafío de realizar un doctorado. Recuerda, incluso, que había sido aceptada en la Universidad de La Plata en 2010, pero no pudo concretarlo debido al terremoto de ese año y a razones personales. Diez años más tarde, encontró la oportunidad de estudiar el Doctorado en Ciencias Ambientales de la Universidad de Playa Ancha, en cotutela con la Universidad de Alicante, España, donde obtuvo además el Doctorado en Agua y Desarrollo Sostenible. Su formación se desarrolló en un contexto complejo, marcado por el estallido social y la pandemia, lo que implicó ciertos retrasos, pero finalmente culminó con éxito ambas titulaciones.
Apenas terminó la tramitación de su título, supo del concurso para el cargo académico en la EIQ, para integrar el cuerpo docente de la carrera de Ingeniería Civil de Minas. Aunque aún no tenía oficialmente su grado, pudo participar del proceso y, luego de varias entrevistas, fue seleccionada. El regreso a la PUCV ha sido una experiencia positiva y emotiva, pues se ha reencontrado con docentes con los que ya había trabajado y ha conocido a nuevos académicos con los que ha podido compartir intereses investigativos y explorar futuras colaboraciones.
Sus líneas de investigación se enfocan en la geomecánica, los modelos hidrogeológicos, las relaciones hidroquímicas entre aguas superficiales y subterráneas, y los riesgos geológicos. Se trata de áreas con gran proyección, tanto en la academia como en la industria, y que ofrecen múltiples posibilidades de colaboración interdisciplinaria.
El nuevo rol que asumirá en la EIQ considera un importante componente investigativo, lo que representa una oportunidad clave para la académica, al estar iniciando formalmente su carrera como investigadora. Este tiempo le permitirá fortalecer los vínculos con colegas de otras instituciones y consolidar nuevas líneas de trabajo. Paralelamente, volverá a la docencia, un espacio que valora profundamente por la posibilidad que le brinda de acercarse a las nuevas generaciones y transmitir no solo conocimientos técnicos, sino también una manera de mirar y comprender el entorno.
“La forma de acceder a la información ha cambiado, hoy es mucho más fácil. Pero lo fundamental sigue siendo el cómo analizamos lo que aprendemos”, reflexiona. Su motivación está en despertar en sus estudiantes el gusto por el conocimiento, por la investigación, por hacerse preguntas. Aspira a que quienes se formen en la carrera desarrollen la capacidad de observar una montaña y cuestionarse su origen, estructura o riesgos; que entiendan la naturaleza desde una mirada más práctica y crítica, y que esa comprensión los acompañe en sus decisiones profesionales. “Me interesa transmitir el gusto por el conocimiento, por cuestionarse las cosas”, señala.
La docente reconoce además la importancia del trabajo interdisciplinario, especialmente en el mundo minero actual. Como geóloga, ve en sus futuras clases una oportunidad para que los y las estudiantes de Ingeniería Civil de Minas comprendan mejor el rol de otras disciplinas, desarrollen habilidades para comunicarse con profesionales de distintos campos, y construyan puentes entre lenguajes técnicos. “Mi idea fundamental es que ellos entiendan qué hace un geólogo, qué pueden pedirle, cómo interpretar esa información y cómo colaborar de forma efectiva. Esa capacidad de ‘traducir’ entre disciplinas será cada vez más valiosa”, explica.
Considera que la PUCV cumple un rol fundamental en la región y que la carrera de Ingeniería Civil de Minas ha formado profesionales altamente valorados por la industria. Su anhelo es aportar desde su experiencia y especialidad para fortalecer aún más esa formación, y que los estudiantes cuenten con más y mejores herramientas para su futuro profesional.
Hoy, la Dra. Blanca Gana dice estar feliz de haber vuelto a la Escuela de Ingeniería Química. El ambiente de bienvenida ha sido cálido, lo que reafirma su entusiasmo por esta nueva etapa.
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